Friday, April 3, 2015

Cap. 4: pasaje interesante

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  1. Aureliano la buscó en el taller de sus hermanas, en los visillos de su casa, en la oficina de su padre, pero solamente la encontró en la imagen que saturaba su propia y terrible soledad. Pasaba horas enteras con Rebeca en la sala de visita escuchando los valses de la pianola. Ella los escuchaba porque era la música con que Pietro Crespi la había enseñado a bailar. Aureliano los escuchaba simplemente porque todo, hasta la música, le recordaba a Remedios. La casa se llenó de amor. Aureliano lo expresó en versos que no tenían principio ni fin. Los escribía en los ásperos pergaminos que le regalaba Melquíades, en las pardes del baño, en la piel de sus brazos, y en todos aparecía Remedios transfigurada: Remedios en al aire soporífero de las dos de la tarde, Remedios en la callada respiración de las rosas, Remedios en la clepsidra secretea de las polillas, Remedios en el vapor del pan al amanecer, Remedios en todas partes y Remedios para siempre.

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  2. "Volvió a comer tierra. La primera vez lo hizo casi por curiosidad, segura de que el mal sabor sería el mejor remedio contra la tentación. Y en efecto no pudo soportar la tierra en la boca. Pero insistió, vencida por el ansia creciente, y poco a poco fue rescatando el apetito ancestral, el gusto de los minerales primarios, la satisfacción sin resquicios del alimento original." (105)

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  3. “José Arcadio Buendía pareció fulminado no por la belleza de la melodía, sino por el tecleo autónomo de la pianola, e instaló en la sala la cámara de Melquíades con la esperanza de obtener el daguerrotipo del ejecutante invisible” (100)

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  4. « el principal motivo de la construcción fue el deseo de procurar a las muchachas un lugar digno donde recibir las visitas. » (99) Tema del honor conectado al tema de los generos.

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  5. "Al cabo de dos horas, cuando la conversación empezaba a languidecer, Amparo aprovechó una descuido de Amaranta y le entregó una carta a Rebeca. Ella alcanzó a ver el nombre de la muy distinguida señorita doña Rebeca Buendía, escrito con la misma letra metódica, la misma tinta verde y la misma disposición preciosista de las palabras con que estaban escritas las instrucciones de manejo de la pianola, y dobló la carta con la punta de los dedos y se la escondió en el corpiño mirando a Amparo Moscote con una expresión de gratitud sin término ni condiciones y una callada promesa de complicidad hasta la muerte" (106 y 107). La traición de la hermandad.

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  6. "La armonía recobrada solo fue interrumpida por la muerte de Melquiades. Aunque era un acontecimiento previsible, no lo fueron las circunstancias. Poco meses después se su regreso se había operado en el un proceso de envejecimiento tan apresurado y critico, que pronto se le tuvo uno de esos bisabuelos inútiles que deambulan como sombras por los dormitorios, arrastrando los pies, recordando mejores tiempos en voz alta, y de quienes nadie se ocupa ni se acuerda en realidad hasta el día en que amanecen muertos en la cama." pagina 117. Primer muerte en Macondo.

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